De vuelta al domingo, en misa, cantaré por quienes aún tienen la vida por delante, para que no pierdan la perspectiva de su existencia y sean mejores. Yo nunca asumí el riesgo de perder lo mejor de mi vida. Y si mi existencia en algún momento no fue mi vida la paré porque no quiero otra existencia que no sea la vida que vivo. Perdón, yo no paré mi vida, me la pararon. En cualquier caso no viví. Recuerda: "no estoy, no vine, ni quiero que esperes por mí". Así se lo dije a una amiga días atrás.
Alfa, omega, y al véspero un poema (recuerdo todo y no olvido nada): es la mejor versión de mí y no la cambio por nada. Si me la quisieran comprar no la vendo aunque estoy dispuesto a cederla. La cedería según y a quién por nada. Nada para mí es nadie, pero es salud en mi mente absurda. Yo no soy el resultado de todas las oportunidades perdidas, ni de opiniones y criterios desmedidos sobre nadie que circulan por los lavaderos, yo, como nadie, sin contar el sentido de la responsabilidad que nos separó, somos las decisiones que nos quedan por tomar y el camino por andar. (Ojalá los apuntes que has tomado no tiemblen en tu mano. Si un día llega a conocerse nuestra historia nadie se explicaría tan estrambótica paradoja). Gracias.
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