miércoles, 16 de enero de 2019

Rastreando melancolías (y II).

En Roma como en cualquier lugar del mundo se puede hacer de todo con inteligencia. Sea como sea, y como de dudar se trata, si la piscina no tiene agua o el invierno frío, importa el aprendizaje que nos acompaña. Siempre hay una enseñanza, una lección de vida a la que aferrarnos cuando el viento viene de cara... ¡Falta humildad y sobra vanidad!. Lo dijo Machado, don Antonio: "Con el sabio amargo dijo: Vanidad de vanidades, todo es negra vanidad; y oyó otra voz que clamaba, alma de sus soledades: solo eres tú, luz que fulges en el corazón, verdad. Y viendo cómo lucían miles de blancas estrellas, pensaba que todas ellas en su corazón ardían. ¡Alma, que en vano quisiste ser más joven cada día, arranca esa flor, la humilde flor de la melancolía!". Pero amiga, cómo es posible olvidar la advertencia de no hablar mal de quien no está presente... Nunca está de más saber con quién tratamos antes depositar nuestra confianza. ¿Comprendes? (Soy un iluso contumaz). Gracias.

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