viernes, 25 de enero de 2019

Clamor delirante.

Llueve y hace frío, y a Les Seniaes no me apetece ir: quedo en casa y pongo la calefacción. Joder, dona, cuando nada me inspira me viene a la cabeza tiempos peores... "Queridísima sagitario", uy, disculpen, esto de no tener amigas me llevará a la bancarrota y no va más. Y entonces pienso en Aznar y echo de menos a Rajoy, porque lo malo si no existe algo peor es bueno y vives feliz. Un día se hablará de Rajoy como un gran estadista. Ahora, por decir, que salir a la calle y proclamarse presidente de un país sobre el banco de un parque (en serio, entre todos haremos bueno a Puigdemont), o con saber jugar al dominó ya se considera un gran estadista. Además Rajoy ganó elecciones y le gusta el vino: ¡viva el vino!. Yo no sé jugar al dominó, tampoco a cartas, pero me gusta el vino. Y sé que más o menos al mediodía mi esposa me enviará a comprar el pan. Tanto "queridísima sagitario" me convertirá en bruja. Créanme, vivir los años altos es más duro de lo que alguna cree: damos consejos, cortamos la agradable conversación con un dolor mayor, ay. Lo bueno que hay otras edades peores, y de todas, la de ir a mear a la gasolinera y Dios mío y ahora dónde andará el güelu, la peor. Vivir los años altos es vivir edades más tristes que un tango de Gardel. Los viejos nos seguiremos muriendo de indiferencia, pobreza, soledad mal llevada, de enfermedad... Por cierto, y no es petulancia, me llamó Carmena para invitarme a cenar y ofrecerme "el segundo" de "la lista" y concejal en jefe de la policía municipal y le dije no. Probe, yo que hice el curso de cabo en la "mili" y lo suspendí, además, no quiero cargar en mi conciencia con una pierna rota, como Errejón. O acabar en el manicomio, como Iglesias. Gracias.

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