Después de echarle tres cuartos y mitad de coraje para resucitar, porque sí, resucité (ojalá y aún me quede humanidad para escribir) podría empezar 2019 confesando que no comí las uvas porque me dormí en los laureles. Winston Churchill, sobre el coraje afirmó: "El coraje es la cualidad mental o espiritual que permite a las personas hacer frente a dificultades, barreras, dolor o desgracias. Porque se considera una energía mental que surge cuando algo es difícil de superar o cuando se tiene miedo ante una situación". Winston Churchill no pensó en mi coraje para mantenerme despierto cuando alguien espera que aguante hasta las doce de la noche y coma las uvas y tome una copa de sidra y ver a Raphael... ¡Ándele!, ¿alguien aguantó despierto hasta las doce de la noche y etcétera y sabe si volvió Raphael con el tamborilero? Y qué importa, además, lo mío ahora es escribir el día que vivo con los humildes en el corazón, eché a andar una promesa e intentaré cumplirla. Veremos.
Según la RAE, coraje es decisión, esfuerzo del ánimo, valor. Desde la edad de los consejos para este año que empieza qué mejor que echarle coraje a la vida... Y si no es coraje que sea lo que tenga que ser menos esperar que las cosas se vayan a solucionar solas (recuerden a Rajoy). Estoy convencido que 2019 no será un año al azahar sin pena ni gloria, será el año de recuperar lo que nos robaron y despertar al bendito amor y la santa poesía. Este 2019 será un año feliz. Créanme. Gracias.
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