sábado, 9 de junio de 2018

Sigo aquí.

En unos días diré que estuve de fin de semana en la playa y no es cierto. Los días se me van de las manos de uno en uno y sin darme cuenta de repente se me ocurre dar un portazo y salir de casa y volver al anochecer si la luna se deja ver. O al cabo de unos días. Mi vida es una vida que quiero escribir y nada me ocurre que merezca la pena. De políticos corruptos estoy que los vomito, de ellos sí que puedo escribir, y escribo porque no saben que solo lo barato se compra con dinero, porque el daño que nos hacen como país es irreparable. La corrupción viene de lejos y aún no hemos tocado fondo... Joder, dona, escribo días tristes como si no hubiera amores que cantar. La felicidad mía y de otras y de todos es un derecho: ni se vende ni se compra. No hagan como yo, canten alegrías, la vida es mucho más sencilla que los días que escribo. No sean estúpidos, perdón, no sean como yo, quise decir. La fortuna no es la mía ni la suya, es la de todos y con todo lo que amamos. Y la salud que no falte. Por la avenencia, por el amor. Porque se vaya todo lo malo y lo bueno se escriba solo. Recuerden, no sé qué me ocurre pero no se vayan, sigo aquí. Gracias.

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