viernes, 15 de junio de 2018

No es una ironía.

¿Recuerdan que días atrás me extrajeron sangre para una analítica de rutina? Pues todo salió fetén. Gracias. Según la dama que vela mis sueños... Es dama y es mi ángel de la guarda y sabe lo que no está escrito pero como yo, tiene un ordenador que le ordena y no ata cabos. Dos horas y dale que no arranca, que si la contraseña caducada o no sé, y no había manera, el jodido se negaba a arrancar. Entonces el enfermero le aconsejó llamar al informático en línea y después de diez minutos todas nuestras líneas están ocupadas manténgase a la espera en un verbo lo arrancó y dos minutos más tarde estaba en condiciones de decirme lo de siempre, que me veía estupendamente y que aparentaba la edad que tenía... Y yo añadí que la paciencia por los suelos y que mascaba el ambiente pero no quería atarantarla más y no se le dije: la vi triste de morir con sus asuntos inaplazables. Cómo estaría que otras veces ordena salir de la consulta al enfermero con la disculpa de una receta o un café para contarme chismes de una y otro y ni eso, algo que agradecí porque es una lata, a pesar de reconocer que hay momentos delicados que tener un confidente amigo cerca con un brazo pegado a un hombro para soltar una lágrima viene de perlas al ánimo. Lo cierto es que ayer yo también transitaba de aquella manera y no me apetecía interesarme por su ánimo desolador, tampoco el enfermero pegado al cronómetro daba pie a intimar. Perseverar en la vida es fundamental, y sobre todo levantarse una vez más de las que nos tiran... Y salir como alma que lleva el diablo en busca de un amor que nos proteja en los días más aciagos. Gracias.

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