Mi esposa me prestó su teléfono móvil por si el presidente Sánchez piensa en mí -como el bolero-, para un ministerio. Es más fácil que me llame Pedro Sánchez para un ministerio que llevarle la contraria a mi esposa. Mi esposa no sabe que si no soy de rancio abolengo, barón, amigo de mis amigas o pertenezco a un grupo con intereses económicos en el IBEX, CEOE o ABC, Sánchez no me llamará. No tengo ninguna posibilidad de ser ministro. Además, no sabría ser ministro. Para ser ministro hay que tener aptitudes y saber todo lo que hay que saber del ramo. Ministro del ramo. Yo, de no ser un ramo de flores o un cardo borriquero... ¿Alguien sabe qué es el ramo de un ministro? ¡Hay que joderse!.
Si llama el presidente Pedro Sánchez y me ofrece un ministerio, considerando que mi esposa tiene un vestido y unos zapatos y una pamela de boda sin estrenar (un drama: el novio dejó a la novia a la puerta del ayuntamiento mientras tomaba café con una amiga del alma), diré sí pero sin ramo. Y quiero un despacho con vistas a la Plaza Mayor para tomar "a relaxing cup of café con leche in Plaza Mayor" (aclaro para los que tienen un conocimiento del inglés medio tirando hacia abajo: "un relajante café con leche en la Plaza Mayor). Y coche oficial, y de chofer Manolo, el de Celia Villalobos. "¡Vamos, Manolo, que pierdo el tren!. No son más tontos porque no se entrenan". Probe Manolo. Gracias.
Gran verdad ...
ResponderEliminarSaludos
Mark de Zabaleta
Gracias.
ResponderEliminarSalud.