Una poesía revela sentimientos
del corazón a un poeta y éste por vivir los años altos o porque
torpe de entendederas su mente absurda no da para nada... Corren malos tiempos para el amor,
para la vida, para el dolor y la enfermedad. Un poeta sabe que la poesía es decidora y está
abierto a la revelación de sentimientos como inspiración para
escribir un verso, una nana, una canción de amor. A veces un poeta no se entera que una poesía a
elegido un modo de vivir al margen de la vida contemplando la muerte.
Una poesía que fue musa y antes fue mujer vive para morir, y
morirá si un poeta no reescribe su vida antes que de enfermedad
muera. Su vida la ha desahuciado, y la naturaleza no ayuda,
temblorosa, le tira todo en su entorno. ¿Estará acomodando su mortaja? ¿Será un castigo de Dios sin su María? Una poesía vive excelsa. Pero un poeta no sabe explicar con palabras el esplendor de una poesía que pena en el silencio porque una
poesía, después de ser creada, no pertenece a su poeta autor, tiene vida
propia. Una dama en su propia poesía muere de pena. ¿Cómo enferma
una poesía? En tanto y cuanto no desista de su empeño en morir
morirá: Es un verdadero
intríngulis. El derecho de vivir no se discute, se vive y ya está.
Se vive una vida auténtica, plena, total, y si tiene que vivir al
margen de la realidad se vive. El amor no rehúsa un alucine al
margen de los sentidos. El amor es la poesía que nace de la ilusión, es
tan real como irreal, es la refracción que cambia el pensamiento. La violencia, la penuria, el dolor cuando duele el alma. Amor insondable, desconocido amor. Un poeta quiere conjurar la enfermedad que obliga a una dama en
su propia poesía a andar arrastras, también quiere conocer su alegórica poesía por medio de metáforas. Una dama en su propia poesía no quiere morir, quiere vivir y no morir nunca jamás. Por amor. Gracias.
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