La mía es mía.
No la soporto, su comportamiento a veces supera mis fuerzas y tampoco me soporto. Convivo, eso, o convivimos en este sinvivir para siempre:
hasta que la muerte nos separe. Si por ella fuera, ya
se hubiera acabado todo, pero pierdo yo: yo pierdo la vida y ella no sé. Supongo que
no pierda nada. De cuando en vez la llevo a pasear por Les Seniaes y hablamos de una y
otros, de nuestras cosas, como si fuéramos amigos, sin dudarlo la tiraría a la acequia: ella lo sabe y se ríe, sabe que no puedo hacer nada contra ella. No la soporto. Cuando me ve desfallecer, con mis ojos cristalinos que no pueden mirar, me grita y me destroza el alma. Más allá del dolor de alma está ella. Ella es mi tormento.
La promesa.
De paseo por Les Seniaes entre los naranjos, y, sabiendo que hará lo que le venga en gana, nos hacemos promesas de mejores convivencia. Hoy nos propusimos exhortar a la comunidad nacional a emprender un impulso común con entusiasmo y deber patriótico, porque una patria está perdiendo la cabeza. La tarea trata de profundizar e implicarse más porque las cosas han ido demasiado lejos. De ningún modo podemos permitir que las nuevas generaciones nos tachen de indolentes: La
irrenunciable obligación de dejar para la posteridad un testimonio que transcienda y pueda ser inscrito en letras de oro en la crónica
suprema de los tiempos. Una promesa ha echado a andar con poco énfasis.
La de todos es de todas o no es de nadie.
A un país, una patria, nación o lo que sea, se le ha metido en la cabeza una demencia, la mía se llama esquizofrenia y es incurable: me vuelve loco. Pero la ciencia avanza. La de lo que sea no sé, y buena no parece, en cualquier caso, no debemos perder la esperanza. Se trata de pasear juntos entre los naranjos de Les Seniaes y sentarse, desahogar, y hablar cada cual de sus propios intereses con voluntad de diálogo y no levantarse hasta tener claro que la de todos es de todas o no es de nadie. Nunca es tarde. (Es más fácil construir un Estado que formar un político). Gracias.
Buena reflexión ...
ResponderEliminarHola
ResponderEliminarNo duermo, soy el mosco zumbón dando vueltas por tu cabeza. Zuuum zuuuum zuuuum.
Tiembla si señor y mucho. ¿Sabe? Tengo miedo. Anoche el temblor me hizo saltar de la cama. No no pregunte cómo porque ni yo lo sé. Se movía todo. ¿Sabe que es todo? To do. El temblor se agarró de mis rodillas. No podía caminar. Se oía sobre el tragaluz caer tierra. ¿De dónde? Mi vecino el asesino tiene su casa bien construida. ¿De dónde caía esa tierra? Sepa la bola. Como comprenderá no puedo subir a investigar. Duró mucho el temblor. Tres minutos y tanto. Un horror de tiempo.
¿Sabe? Tengo miedo de las réplicas. Sin más compañía que mis chihuahuas, mis loros y mi gato. ¿Usted nunca ha tenido miedo? Yo sí de soslayo y mucho.
¿Cuándo duermo? No... No lo sé.
Ya me quiero dormir. Ya.quiisiera estar como usted... En el mañana.
Hola:
ResponderEliminarYo siempre tengo miedo. Y dudo mucho, casi de todo y todos menos de usted. A usted la presiento sincera. Gracias.
A veces la Madre Naturaleza tiene comportamientos inexplicables. Como el amor. Beso.
Salud.