lunes, 4 de septiembre de 2017

Donald y Mariano.

Porque el siroco viene de cara y ahí me las están dando todas, y no son pocas, llevo meses sin vivir en mí. Me hago viejo, es evidente. Cuando a uno no le apetece casi nada y lo poco que le apetece está fuera de su alcance, como el buen vino, ay. La dama que vela mis sueños dice que bebí todo el vino de la barrica y ahora agua de la fuente. Vale pues, mientras no me haga ir a Lourdes a por ella. Es una suerte llegar a viejo al mismo tiempo que una tragedia. Te quitan el vino, la sal, el azúcar, el café, las pastas de té, las amigas y, si escuchas a Rajoy, las ganas de vivir.

Cuánta verdad tendrá lo que leí en un periódico que escribe mentiras sobre el PP: "todo es mentira menos lo que dicen ustedes que es verdad", que Mariano Rajoy se va a reunir con Donald Trump en la Casa Blanca para planificar el orden mundial. Los medios aseguran que hablarán de Corea del Norte, Venezuela, Rusia, China, y lo demás ya irá saliendo. A simple vista la única diferencia que aprecio entre los dos es que uno va en avión y otro corriendo aprisa, de otra manera son dos gotas de agua. Trump y el muro a lo largo de la frontera con México y Rajoy y el muro de dos vallas de seis metros de altura y una sirga tridimensional intermedia de tres metros con la frontera de Marruecos. O Trump con el "obamacare" y Rajoy con los recortes en sanidad. También son íntimos de sus amigos: a poco que les siguen la corriente nunca les falta de nada. Lo que no sé, y es raro para mí no saber con la capacidad que tengo de mentir, es la lengua que hablarán teniendo en cuenta que Estados Unidos no tiene lengua oficial. Se hablarán con la lengua de los que no escuchan o un anglicismo español. No sé. España no es de la importancia de Estados Unidos pero tiene lengua propia que, como pueblo, nos encantaría que hablaran Tramp y Rajoy. Y otros líderes mundiales para entenderse con sus respectivos pueblos. Lengua Castellana. O cualquier otra lengua aglutinante. Gracias.

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