lunes, 9 de enero de 2017

Una dama de buen amor.

Mientras una dama de buen amor se iba de entre los vivos, otra entraba por la puerta. Doctora de la empatía -nunca mejor utilizado y bien ganado el título de doctora de la empatía- murió ayer con el cariño y respeto de los que no llegó a conocer. Nacer, morir, es ley de vida, solo el amor traspasa los límites de la experiencia posible; amar los sueños y perseguirlos adonde nos lleven diferencia al humano ser. Por desgracia, en medio está la encarnizada lucha de cada día contra el tiempo, y no tanto por los difuntos sino por sus recuerdos. Me explico: una reciente encuesta mostró un sociológico dato que desnuda toda hipocresía social: "apenas el cuatro por ciento de hombres y mujeres consideran prioritario morir".

De cuando en vez se me escapa la humanidad que lleva dentro y me entristezco. Por eso hoy, un día después de su muerte, lamento haber tenido razón: la encuesta científica lo confirma. El dato viene a demostrar que a pesar de las palabras, sonrisitas y mejores poses, morir no apetece aún considerando la hipocresía como tendencia de actualidad. La hipocresía vive sus mejores momentos, fíen sino como andaría de segura y confiada una dama de buen amor que ayer pasó a mi lado como pasa el día mundial de la indiferencia. Vivir, morir es ley de vida, también principio y fin del mismo viaje. Como dijo el filósofo T.S. Eliot: "En mi fin está mi principio". Pero en esta vida, ¿qué está muriendo para que nazca qué? La explicación la hallé de vuelta a casa en el último paseo del día con Ian por Les Seniaes; al doblar la esquina del atajo, en una pared impoluta, alguien pintó un grafiti: "Cuando teníamos las respuestas nos cambiaron las preguntas". Anónimo el grafitero, el autor de la frase sabía que era Mario Benedetti, poeta del amor y de la vida.

Mensajitos de quinceañeras aparte, nada como extasiarse un lunes a partir de la hora que propicie el azahar de Les Seniaes con un café amargo entre las manos y un buen tema para hablar. "Ojalá, y por un día menos de espera una esperanza más". Gracias... (de nada).

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