Esta semana amaneció con un presagio de amor. Es miércoles y lo
podía haber adelantado al lunes o al martes pero hasta hoy era sensación, no llegaba a presagio. Hoy es el día señalado
en el calendario para volver al amor. El amor de dos pasó por momentos de
incertidumbre, de indignación y desconfianza. Ojalá no quede mordacidad maligna.
De dos, una, fue protagonista de artículos de opinión
de carácter riguroso que analizaron procederes insensatos con intereses ilegítimos a todas luces. Había que reclamar la atención
de una. Y de dos, uno, se valió de la palabra para atribuirle la
omisión del deber. Lo peor el tiempo. Lo mejor que el
presagio de amor se cumpla. Volver al amor desde el desamor es un
retablo de miserias. Entremedias hubo de todo, lo más gracioso un día al doblar la esquina hacia el infinito y darse de morros con quien menos deseaba, uno, y verse obligada a cambiar las caderas de acera. También con el paso del tiempo no encontrar consuelo, el absentismo deliberado y el abandono fue de todo menos gracioso, y seguir ocupada en quehaceres de pasarela una torpeza. No saber una y no poder explicar uno fue dificultad añadida.
Sin olvidar las injerencias externas de mala fe. Pero eso es una censura de cuentas facturada y cancelada la deuda.
Fue ingrato el camino. Camino desolador e
ingrávido. Se pudiera decir, que a pesar de los pesares, mereció la
pena andar el camino. Ya solo queda volver al amor. Y para ello, nada
como desandar el camino que degradó el amor sin torpezas contumaces
ni gritos delirantes. Ni arrebatos. El mensaje que ha de quedar no puede
detonar una paranoia, ha de ser civilizado. El mensaje
tendrá que ver con el bendito amor porque el horno ya no está para bollos.
En fin, es miércoles, el día señalado en el calendario para volver al amor. Uno y una. Tú y yo. Conviene como aviso a la concurrencia que nadie salga a la calle frotando las
manos porque no hay vencedores ni vencidos. Eso. Que no se
emborriquen porque pierdes tú. Si todo sale como espero y deseas, en
poco tiempo tu semblante te descontará años. Y ahora vale un consejo: cuando todo pase, ahoga tus penas lejos del hogar, no se lo merece. Gracias... (de nada).
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