jueves, 12 de enero de 2017

Mi vista cansada.

"Me engaña la vista". Imploraba una mujer a la puerta de la iglesia... La vista no engaña, engaña el panorama que se contempla desde un otero. Vaya, vaya, que diría Ian, me salió otero y quise decir que se contempla desde la ventana de mi habitación que domina la calle. Dejo mis dedos a libre albedrío por el teclado y lo que aparece en la pantalla de mi ordenador que me ordena no tiene pies ni cabeza. Mis dedos a libre albedrío por el teclado y mi ordenador que me ordena ¿qué? Domino la calle pero no la gente que transita por ella, tan siquiera distingo a una mujer cuando cambia sus caderas de acera o implora a la puerta de la iglesia. A mí también me engaña la vista. Mi vista cansada.

Mi vista cansada me engaña. Los años: a los viejos la vista cansada de tanto mirar nos engaña a veces con mentiras piadosas, otras mezcla los elementos y aparecen imágenes con un contorno envenenado por una realidad de ficción. Si alguien supiera explicarme qué le sucede a mi mirada cuando borrosa no me transmite nítida la realidad... O no es mi vista cansada y me engaña la panorámica del panorama. Sí alguien supiera y me explicara lo que ven mis ojos. Si alguien me explicara lo que oyen mis oídos. Si alguien dejara de mentir. Hay quien vive enajenada y no se da cuenta que una mentira confunde pero no engaña y muy pronto no habrá matices perceptibles que perduren en la memoria. Se trata de discernir las variables ejecutadas en perspectiva. "Nadie es totalmente ignorante". Galileo Galilei.

Aprecio los detalles, reconozco por la voz la mirada más sincera, pero no me atrevería a prejuzgar desde mi ventana el panorama que ve mi vista cansada. La realidad tal vez sea otra... Bajo esta premisa, recomiendo con humildad no pronunciarse ni discriminar sin conocer el rigor de los hechos: o vemos la misma panorámica o rompemos el objetivo. Gracias... (de nada).

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