Ahora corre el silencio como gota de agua
sobre muro de piedra insensible al sonido,
como rayo de luna sobre un lago sin ondas,
como aroma de nardos enredado en la brisa;
es la hora del alma que sufre en el desvelo,
la hora de las lágrimas, de las evocaciones,
la hora en que se espera la llegada del alba
para que se disuelvan los difusos fantasmas
de seres y de cosas ya muertos y extinguidos.
Hora de media noche sin cantos ni campanas,
de almohadas empapadas de sudor y de llanto,
muda angustia se tiende sobre todas las cosas;
el sueño huye cobarde de los ojos cansados;
una voz misteriosa nos murmura al oído
frases que se apagaron en bocas ya cerradas,
en vano procuramos entender sus razones,
ya no tienen vigencia, ni importancia, ni ruido,
aunque el alma se esfuerce por captar su sentido.
Mi poema se alza sobre toda tortura,
sobre todo silencio, sobre toda tiniebla,
y da sus balbuceos como dan los segundos
sus “tic-tacs” desolados en la noche vacía;
no hay quien los escuche, pero ellos se deslizan
corriendo en el silencio como gotas de agua
sobre un muro de piedra.
Graciela Rincón Calcaño, poetisa, falleció el 21 de enero de 1987.
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