En este frío lunes de invierno, no comenzaré diciendo que lo que comenzó como un sueño de verano pudiera acabar como el Rosario de la
Aurora (ironía de nuestra historia). Sería más sensato comenzar diciendo que no se deberían dar motivos al aplauso fácil si no se quiere correr el riesgo de morir de éxito. Mujer: no esperes deshacer el entuerto
como si no hubiera pasado nada porque pasó y sigue pasando. No todo vale en esta vida. A veces recordar es morir, pero hoy vale
recordar a Babe Ruth. "No se puede vencer a quien nunca se rinde".
Nacida del engaño, del deseo, del empeño que agita la vanidad;
como ese amor despechado que en justa venganza denuncia el amor al
que aspira con malquerencias y se hunde en el desamparo que sirve la causa del desamor. Has cocinado como ninguna el desorden
institucional. Los problemas no se solucionan solos. No podemos ser y no ser al mismo tiempo. De no ser un
único dios verdadero. O un electrón, según la física cuántica. O
tú, sin profundizar en tus adentros. No importa vivir,
importa cómo se vive, ¿comprendes? Importa el brazo pegado a un
hombro, porque nada alivia el dolor de alma como un abrazo amigo.
Recuerda. Y no vayas de rodillas a pedirle a tu Dios por mí, pídele por
ti, porque no seas cómplice de antecedentes folclóricos que fueron la antesala de la inmoralidad. Porque
amanezcas a la verdad, al verdadero amor. Porque no pierdas la
oportunidad de ser persona normal en un mundo nuevo. Hasta entonces, si llega el día y una mujer que cambió sus caderas de acera volviera para
quedarse, o una amante Shakira ay. Hasta entonces, si llega ese día. Mujer, porque vuelvas a ser mi amiga. Porque volvieras.
Te puedo asegurar que de soslayo sería mejor si volvieras. Gracias... (de nada).
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