Mi usurero preferido me cambió la tarjeta de pago vulgar con cargo a mi cuenta bancaria por una tarjeta sénior. Quise saber y a Natalia, mi asesora financiera, le pregunté (sin sucursal, tengo un cajero automático a una distancia aproximada de día y medio sin pan y a Natalia, que me asesora en mis inversiones. Amo a mi usurero) y me dijo que me cambió la tarjeta porque soy sénior y un sénior para ella era la hostia. Y yo, que vivo en un qué, estuve a punto de pedirle relaciones serias. Me hizo sentir importante, como cuando era joven y ciego de sidra, estrechamente unido a quien me quiso, cantaba "Asturias Patria Querida" abrazado a una farola (lo mío con las farolas viene de lejos). Ahora no soy joven, pero soy sénior. Llámame senior.
En campaña electoral y la inflación por las nubes, el PP, lejos de compartir el diagnóstico positivo del gobierno, confirma la desaceleración del mercado laboral y augura que España se encamina a una crisis económica nunca vista. Yo quiero creer al gobierno, pero no sé, sé que los sénior somos el grupo más importante en lo económico y también en lo político. Gracias.
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