Un hombre anticuado, distante, dispuesto para una alegoría y pedir perdón. La alegoría ha perdido chanza y la poesía nada le debe. Un hombre no es mejor ni peor si no sabe explicarse (no es poeta ni poetisa), y calla. Su alegoría es infame, y calla: que la vida siga su curso. Al no entender o no querer encajar las cosas que un día fueron no vale la pena echarles un guiño aunque no vuelva. El caso es tan escrupulosamente cierto que carece de importancia. ¿Malos escritores o peores lectores? Corramos un tupido velo... Una alegoría no se deja cautivar y eso es todo. La peor alegoría. El asunto es enrevesado y uno ya no está para que le descodifiquen sus sentimientos. Callar, porque el silencio resolverá el capítulo de la tontería donde la calle de la algarabía toma ventaja. La palabra no desea manipular el silencio. Cero interés. ¿Será verdad que "no podemos elegir de dónde venimos, pero sí a dónde vamos"? (La mirada de unos ojos tristes me recuerdan de dónde vengo; a dónde voy, la tontería pierde sentido alegórico y ya amanecerá algún día, aunque nada tenga que ver, ni me pertenezca). Gracias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario