Me llamó la dama del síndrome de la interacción nula, tenía cita para noviembre y me llamó para ayer. Y me dio qué pensar. No pensé en plan pesimista, recordé -porque leo prensa, además de las ofertas del carrefur- que en Francia unos científicos habían experimentado con un ratón para mejorar la capacidad cognitiva en personas con síndrome de la interacción nula. Y "copio y pego" lo siguiente para no meter la pata de atrás: "es una trisomía en el cromosoma 21, una de las manifestaciones clínicas que se asocian con el síndrome de asperger". Mejorar la capacidad cognitiva culpable de la interacción nula... Ay, no me imagino jugando al mus o yendo al lavadero municipal a ya saben qué. No, a estas alturas de la vida, una trisomía en el cromosoma 21, no me dejará sin disculpas para interaccionar con alguien. Dedicar todos los días a mi impagable soledad es un lujo al que no pienso renunciar. Si nada es lo que parece, si lo que creemos es opinable, si nadie sabe el camino a andar, si dudamos y tenemos miedo, una trisomía en el cromosoma 21, sea lo que sea, no me interesa, pero un abrazo sí. Gracias.
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