miércoles, 11 de mayo de 2022

Desengáñense.

Esta noche tuve un ensueño y me olvidé quién soy y el siglo que vivo y me vi trabajando a jornada completa con un contrato fijo y un salario que llegaba a fin de mes. Hay ensueños que hoy en día cualquier empleado pagaría lo que no tiene por vivir. En el ensueño trabaja con mi bicicleta repartiendo periódicos para una editorial (ay, de no haber despertado, hubiera ganado el Nobel de Literatura). Por unas horas me fui de esta despiadada realidad y me sentí feliz porque trabajaba con mi bicicleta repartiendo periódicos. Hoy por hoy, tener estudios universitarios vale tanto -o menos-, que tener una bicicleta para aspirar a un contrato fijo. Recuerdo otro ensueño con Shakira y sin Piqué. De cuando en vez algunos tienen ensueños maravillosos y otros tienen contratada la tarifa eléctrica regulada (PVPC) para tontos (ja, ja, ja) todo el año. Yo tengo las dos, además de la cabeza a pájaros y la mente absurda. Y una colmena de esperanzas entregadas. Quizá tenga que irme por tanta violencia y tanta desvergüenza. En esta vida y en este plan, amar, amaremos, pero nunca seremos amados... Desengáñense. Gracias.

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