Aquí sigo: Las cartas de amor, incluso entre desconocidos, nunca tratan de si va a llover, sino de sentimientos, de principios y de finales, pero también, y a veces, mienten. Pongamos que hablo de un amor que cambió sus caderas de acera y la peor literatura. Con las cartas amor también se puede comenzar de nuevo, rectificar, enfrentar rentos sin perdón, desde el interés de servir a una causa justa, hasta la satisfacción primaria de acabar con algo que nos hace daño... aquello que no podemos entender nosotros de nosotros mismos. Pongamos que hablo de desamor. También malquerencias, abusos más propios del maligno que de un solo dios verdadero y amén. Las cartas de amor tienen que ver con todo si realmente es humano; con el entendimiento para el que se trabuca, con el mejor propósito del que quiere querer, con la verdad cualquiera que esta sea y el sexto sentido, hasta con la penitencia sin culpa de un fin de semana abrasador en un lugar camuflado del infierno con tres diablillos a cargo. Las cartas de amor, salvo en contadas ocasiones, son la última opción y nunca la mejor decisión. Gracias.
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