Se llama Ana y tiene cualidades innatas para el estudio y los valores esenciales que le enseñaron sus padres. Aún siendo una niña, alienta fundamentos para ser una gran mujer. Cada palabra que brota de su boca es un manantial de literatura. De capacidad e ingenio. Tiene coraje a raudales, nada es imposible para ella y está comprometida en mejorar su vida. Y hacer feliz a sus seres queridos. Ana es una linda flor. Ana es alegre y siempre va vestida de colores arcoíris. Ningún pintor de arte reconocido sería capaz de plasmar su risa en un lienzo. Rebosa felicidad y yo me emociono verla, y más cuando corre hacia mí y me regala un beso. Ignorarla más que un descuido sería un pecado sin indulgencia. Ana ha sembrado en mí la alegría. Comprometida en descubrir amaneceres de la mano de Ian como madrina, claro, Ana es la madrina de Ian, y ya los imagino escudriñando sueños de atractivas ilusiones. Miedo me da que su amor por Ian la involucre en un pacto con lo divino para crecer a su ritmo. Sería entonces un milagro para creer más que un pacto. Sea lo que sea, todo es posible si hablo de Ana y su amor por Ian. Ana es un vivero de alegrías, después de conocerla es difícil imaginar la vida sin ella. Desde los años altos me da seguridad sentirla cerca de Ian. Sin sacramento de bautismo, profesa veneración por Ian, lo protege y lo favorece. Es un honor en grado superlativo que Ana haya aceptado ser madrina de Ian. Ian merece una madrina como Ana. ¡Felicidades!.
En de soslayo. Sábado, 16 de octubre de un cumpleaños feliz.
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