Entonces confiamos en la buena suerte y el azahar para ser feliz. ¿Ah, sí? Pues yo, como Loquillo: "Para ser feliz quiero un camión". Falta saber cómo se puede ser feliz y llegar a fin de mes con la nevera vacía. Nos falta fe. O una oportunidad. Las oportunidades, como en las mejores traperías, son desechos de otras temporadas, y en un país que vive de las apariencias ir a la última moda cuesta ... Cueste lo que cueste. Muy difícil se lo ponen. Y vuelta a confiar en la buena suerte y el azahar.
El otoño será caliente, no se habla de otra cosa, y los trabajadores de las Administraciones del Estado temen lo peor. La fila del paro. Si el gobierno y los partidos políticos que lo apoyan quisieran ... ¿Querrán? Esa pregunta lleva a otra: ¿Aprobará el Congreso la excepcionalidad y el gobierno delegará en las Autonomías y estas en los Ayuntamientos para que lleven a cabo concursos de méritos restringidos a los trabajadores que ocupan plazas estructurales (años ah) con contratos basura? Está en juego la gobernanza porque los votos son cientos de miles. (Un mal hábito en la vida es prometer y no cumplir). Gracias.
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