Si queremos volver al amor, debemos conectar cada latido de nuestro corazón. Cada latido cuenta para reescribir la historia. A veces nos alejamos de quien nos hizo daño para acercarnos a recuerdos olvidados sin saber qué propició el daño y qué el olvido ... Y la memoria por los suelos. Piensa en mí. Ni tan siquiera piensas en mí. Pero esos latidos del corazón siguen ahí (tac), y prolongan la incertidumbre y vuelve el dolor de alma. Yo pienso en ti, y me ataranta la manera que tienes de llegar a la noche soportando los peores golpes que a todos nos da la vida. Sé que hay amor y ganas de querer, pero nos quedamos anclados al enfermizo orgullo y al rencor que lo provoca. Ya no sé si es lo mismo latir que palpitar ... Y mi vida, mi ardua vida es pura soledad. Así ando extraviado por las calles para acabar en el bar de la esquina tocando el fondo de una situación de vulnerabilidad insoportable. Y tú no digas que si hicieras algo noble nadie se dará cuenta, el egoísmo no va con tu carácter (yo me daré cuenta), ¡hazlo ya!. Y conectemos los latidos de nuestros corazones (tac, tac) en cadenciosa sinfonía. Gracias.
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