miércoles, 20 de octubre de 2021

Mi capacidad de asombro.

Tal vez son cosas mías, pero ando de aquella manera preocupado porque en los tiempos que vivimos es más fácil creer que tener fe. La fe se compra, te la vende un notario. Creer en algo o alguien, aclaro que algo es un milagro porque pienso en la salud y llegar a fin de mes, y alguien un fraude, porque no está ni estará o no existe como entidad independiente. Considero como la RAE, entidad como cosa, no como una madreña. Son tiempos difíciles y repunta la pandemia ... De los palmeros de La Palma rehenes de un volcán no me atrevo a nombrarlos. Nombro a Otegi y comparto junto a él un futuro sin odio, si falta el perdón es irrelevante. Otegi intenta enmendar la ponencia y llegar a la normalidad democrática. Yo no viví la guerra, pero viví la postguerra que fue peor. Todos somos necesarios para llegar a un buen fin. Y todos somos todos. Y hermanos todos primos ninguno. Mi capacidad de asombro reside en otra dimensión o falleció y no sé cómo entrar al entorno que me rodea. Pienso entonces que haría bien en no entrar y quedarme fuera y, "A quien Dios se la dé, San Pedro se la bendiga". Gracias.

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