jueves, 7 de octubre de 2021

Vierte tu pena en mí.

Vives de okupa en mi mente y no te puedo evitar. Y a quién importa que me haya ido, ni que la mirada envolvente con lo que antes destrozabas mis momentos felices ahora destrozas lo dañino. Antes de irme ... No dejaste de ser quien eras. Quiebras mis angustias. Y tus ojos decidores y tu triste mirada y tus sentimientos poco claros y tu alegría, toda tú, vas conmigo. Vives redundante en todos mis días y solo al recordarte apaciguas mi ansiedad y atizas la ira de mis paranoias. Esta noche, como tantas desveladas, me propuse despojarte de mí hasta el amanecer y quemar los recuerdos que tengo de ti, pero ha sido en vano y sigues en mi mente ocupando todos mis sentidos. No puedo apartarte de mí. Vivirás para siempre en mí. Y casi feliz por no poder estar a tu lado, como tampoco el murmullo de las olas pueden renunciar al mar ni una lágrima a una caricia. Ya eres poesía y no mujer, pero si quieres entonar la canción de los vencidos con mi nombre ... (Con solo haber querido dar luz a las sombras que oscurecían nuestro verso amigo, tus días no serían una incertidumbre ni tu silencio una virtud). Gracias.

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