Las decisiones importantes de la vida no siempre las tomamos nosotros, las toman otros. O nos obligan las circunstancias.
Esta noche me llevó a una pregunta: ¿qué puedo hacer para reírme de lo que no tiene gracia? Y a otra locura: el viernes fui al médico, y bla, bla y bla, y me citó con otra dama en el hospital. Hay que joderse. Ahora que los sanitarios están en peligro de extinción, llega a mi vida otro trastorno. Un síndrome. Pues a la dama que no me deja ir y a la dama que vela mis sueños le añadimos la dama del síndrome de la interacción nula. ¿Y ahora, ministro, piensa despedirme a mí y mis paranoias como a los sanitarios? Ojo que soy jubilado a extinguir. A extinguir cuando me muera, no se engañe. Puede matarme, despedirme no, un juez declararía el despido nulo en un verbo. Usted no es ministro para violar derechos inherentes a la dignidad de los trabajadores. En ese plan chulesco no llegará a las próximas elecciones. Aún teniendo a favor a CeCe-OO y a UGeTe. Y el silencio de la prensa rosa. El problema no soy yo (Susana), el problema eres tú (Pedro). Su futuro está en el aire... Gracias.
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