lunes, 28 de junio de 2021

Al ministro bailarín y sus adláteres.

Negociar implica perder, perdón, quise decir ceder. ¿Se puede vender el alma al diablo y el corazón a Dios? Desde la edad de la autoestima y los consejos el teletrabajo es la muerte, fuente de todas las miserias. (No. La fuente de todas las miserias no es la muerte, es el miedo). Hoy estoy de aquella manera... Hoy es el principio del fin. Y ya no puedo sino esperar que el ministro bailarín firme la sentencia de muerte, la mía y la de un millón y más de empleados de las administraciones públicas. Creí que al ministro y sus adláteres la muerte les haría pensar en la vida y otorgarnos la resurrección. Pero sí, no hablamos de la misma muerte. Y para mayor tragedia, el Alto Tribunal falla en contra de los empleados en fraude de ley. Malversación de los caudales públicos. Desprecio y abuso de autoridad. Ese ministro cuyo nombre no me viene a la cabeza baila mal y se hace notar como si bailara bien. A él y sus adláteres no les importa los empleados públicos ultrajados desde el pasado siglo. (Vale Eugenio y el consejo: ​"Si no haces daño amas y si amas no haces daño, lo demás es no llegar a fin de mes"). Gracias.

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