"Como en las deudas, no cabe con las culpas otra honradez que pagarlas". (Jacinto Benavente).
Ocurrió como ocurren las peores cosas, como el amor cuando no es correspondido. Y pasamos de la alegría al llanto, del no saber a no querer aprender y seguir no sabiendo. Debiste decir sí cuando el corazón te lo pidió... O el miedo te acorraló. Los creíste cuando te dijeron que nunca estarías sola y etcétera. Tu nivel de exigencia fue cero y eso les garantizó que no iban a tener problemas con la gobernanza anterior: "otro vendrá que bueno me hará". Cuando te diste cuenta era demasiado tarde pero no te preocupó porque tus capacidades y tu honradez y tu fe y tu ser la de siempre... Me hubiera gustado ser testigo de aquella invitación ideada por el mal para cubrirle la espalda. Recuerda: no te fíes de la voz de su dueño ni de sus allegados. Y cuidado con la gente de la foto. Después de una jerga con enfoque político absurdo me dijiste que conocías a esa gente y que era de confianza. También que habías reservado el derecho a pensar mal de quien intentara influir en ti. Imaginé que te referías a mí y hasta hoy. (Hay experiencias que una dama no debiera vivir). Nada me debes. Beso en casa. Salud. Gracias.
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