Nada me impide dormir, pero soy un soñador tenaz y prefiero tener los ojos abiertos y, sin odio, escribir el día que me gusta.
No me son ajenos ciertos comportamientos... Exponer en abierto nuestras incapacidades es lo más parecido a tener el alma rota y el corazón vencido. Como sociedad vivimos el desánimo y, personalmente, no voy a hacerme harakiri, ni a la idea que estoy donde quiero aunque hayan sido mis pasos los que me trajeron. A veces pienso en irme. O vivir en un sepulcro. Joder, dona, no me hallaría ni imagino una locura mejor para vivirla que en Les Seniaes, el paraíso donde todo comenzó, donde se juntan las vidas paralelas. Además, sería hacer de menos a la dama que no me deja ir. No me quitaré del medio. Estoy aquí para intentar hacer mejor las cosas. Por eso sigo aquí. Porque aquí a la ley se la irrespeta y el prejuicio sin recato se impone con autoridad. No me iré sin esclarecer lo esencial para vivir dignamente. El apego a lo intrascendente tiene que acabar... El asunto es ese. Y ante la gravedad de los hechos no permitiré que entre un mar en mi vida. (Mi vida no es solo mía). Gracias.
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