Hay personas que aceptan un castigo sin hacer absolutamente nada. Ánimo y valor ante las adversidades para no llegar al castigo. Un castigo es una pena en el alma. Y el máximo castigo un penalti. ¿Ustedes saben por qué todos los días fútbol y fútbol? Ni coronavirus, ni indultos, ni insultos, ni una expresión de fraternal humanidad. El fútbol, para mí, es el peor castigo.
Este país, se mire por dónde se mire, es una promesa incumplida. Si ya éramos un vacío de inconmensurables ausencias con asuntos inaplazables y procesos y fórmulas y métodos y... ser o no ser, soliloquio del poeta: Esa es la cuestión. Sin fe ni ciencia, y vencido por el silencio, el amor a devenido en apenas un murmullo. De joven tuve una novia, o me tuvo: Esa es la cuestión, y le oí decir: "Guapu, guapu, nun ye, pero tien un pelazu...". Algunos nacemos con la cruz del calvario a cuestas y hacemos de la vida una cuestión de confianza y otros la convierten en una sencillez, o una simpleza, que viene a ser las dos caras de la misma moneda. Si antes fue una novia, después una amiga y ahora me castiga el fútbol. Ojalá y no me castigue el ministro Escrivá con mi pensión y me eche a pedir a la escalera de la iglesia. (La poesía me enseñó a ser libre). Gracias.
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