Lo dije ayer: El dolor no se finge. Y además hoy digo que nadie es capaz de fingir el mismo dolor toda una vida. Me obligué a conocer a alguien que me interesaba y la conocí y me conocí y me gusté y tanto me empoderó que ahora sé que están a punto de vacunarme... Joder, dona, qué sabio tengo que ser para saber lo que nadie sabe. Tanta sabiduría me deja perplejo.
A veces se me ocurren cosas y no las escribo y luego se me olvidan y pienso que si se me olvidaron no tenían importancia y eso no es cierto. Todo importa. Todo y a todos no importa lo mismo pero importa. Se trata de respetar lo que no te importa a ti pero importe a los demás. Por ejemplo: Con la tasa de desempleo juvenil del 50% llegará el día que en España habrá más güelos que nietos. En Alemania no. Eso tiene que importar a más gente que a mí o me quedo sin pensión. (Y Pablo Iglesias fuera del gobierno). Lo mío es sociología pura sin tratados. Y me tienen desaprovechado. Puedo hacer más. O simplemente hacer algo. Culpable mi esposa: -¿Qué puedo hacer, cariño? -¿No estorbar? (Ven lo que aparento y no lo que soy). Gracias.
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