domingo, 10 de mayo de 2020

Se llama Covid-19 y su rostro es de muerte.

Fernando Simón señala a "factores de densidad y movilización de la población" como motivos para no pasar a la "Fase 1".

No es porque viva en el 49% que se queda en casa otros 15 días -llevo años confinado con mi impagable soledad, tampoco sé si el 51% puede hacer lo que yo no quiero hacer-, es que esta noche fue más fría y un rostro de muerte me vino a visitar. Alguien miente y no es "el ministro de los coronavirus". Sabemos que la culpa nunca tuvo dueño, pero si hablamos de lo que hablamos, sabemos quién la tiene y cómo se llama: se llama Covid-19. Covid-19 es la culpable y tiene rostro de muerte. No se engañen que todo tiene un límite y el límite es la muerte y nos incluye a todos. Si hay besos y abrazos que no dimos, ¿a qué vienen ahora las prisas? No será por falta de información. No queramos encontrarnos frente a frente con la Covid-19, y para mayor dolor lo celebramos. Cualquiera diría que la temeridad de la ciudadanía no tiene límite. Si tardamos en aprender se nos va la vida y no aprendemos. La vida es el camino del poeta, el azahar de Les Seniaes, la sonrisa alegre del bebé. La vida es vivir sin culpar a nadie. La vida es perdonar porque el odio es mórbido y la venganza ciega. La vida es una. Gracias.

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