martes, 12 de mayo de 2020

Mi fe religiosa es atea.

En el pueblo de Patricia, como Pablo Casado, la misma cosa es y no. Nada es lo que no parece. Y hay intenciones que no están claras. Cuando la generosidad se hace pública... Cuando lo bueno patatín y lo malo patatán. Cuando se hace público lo bueno, lo malo hasta Dios lo ve. Tanta generosidad, tanta amistad sin medida, esconde favores en la justa medida de los intereses, los antojos... Ay, la falsa moneda que nombré ayer. Háganme caso, paguen sus deudas y no pidan favores que la hipocresía anda suelta y pronto les cobrarán con intereses los favores. Hallar una persona honesta en el pueblo de Patricia es un milagro. Sé quien acertó la lotería, tiene dinero y no es honesto. De tres vidas una me la robaron, otra la escribo cada día y la que me queda no sé si esperar a que cada cual rinda sus cuentas sin olvidar los desprecios. La colindancia de este pueblo me sobrepasa. (No soy de creer en Dios, pero a una amiga creyente convencida de que lo mío con Él tiene arreglo le regalaría la vida que me queda por vivir a condición de que esté a un Padrenuestro de distancia de mi fe religiosa). Gracias.

4 comentarios:

  1. Me da la impresión amigo, que todos los ateos somos creyentes...creemos, pues no lo podemos demostrar, igual que ellos...

    ResponderEliminar
  2. Y cuando digo creemos, es en la negación, me entiendes...

    ResponderEliminar
  3. Media vida en tratamiento psiquiátrico cómo no te voy a entender... Gracias.

    Salud.

    ResponderEliminar
  4. Entender a un psiquiatra, quiero decir. Gracias.

    Salud.

    ResponderEliminar