jueves, 28 de mayo de 2020

El teletrabajo y el sistema público de pensiones.

"El Tribunal Supremo suizo dice que la empresa debe compartir los gastos que genera el teletrabajador". (El Confidencial).

Yo ya lo sabía y lo dejé escrito: "El teletrabajo desarraiga a los trabajadores de la familia y de sus compañeros de trabajo al dedicar todas sus horas a la empresa online". Con el teletrabajo, el empresario vigila sus pasos y no puede ni ir a mear. Un empleado que trabaja desde casa no gana para sustos ni para pagar el seguro de accidentes laborales, el wifi o la hipoteca, siquiera puede abrir la puerta al cartero que siempre llama dos veces. Ni tiempo para tomar café y unas pastas de té con la portera y ponerse al día de dimes y diretes. ¡Uy, qué digo, si no tenemos portera!, esa actividad laboral la abolió Rajoy como gasto inútil, como la actualización de las pensiones con el IPC. Por cierto, el coronavirus (covid-19 para los incrédulos), sin hucha de las pensiones, ni posibilidad de que en Toledo se logre un Pacto para el sostenimiento público de las mismas, le hizo un favor al gobierno: lo que no consiguió Hipócrates, cuadrar el círculo, lo logró el coronavirus. Si ya lo decía mi güela: "Dios aprieta pero no ahorca". Y mi güela sabía lo que decía. También sabía cuando tenía motivos para llorar, reír. Gracias.

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