miércoles, 20 de mayo de 2020

El peor olvido la gratitud.

Supongo que la cosa no ha cambiado demasiado, o eso creo, porque el proceder permanece. Lástima. Pero he aceptado la derrota, solo la derrota he aceptado, el orgullo y el bochorno, los insultos a la inteligencia, la vergüenza y el prejuicio motivo del distanciamiento no lo acepto ni lo olvido. Pensar que el tiempo lo cambia y va para mejor es un error, pero eso lo sabía. Sabía que solo el amor cambia lo que haya que cambiar sin nada a cambio. El amor es bendito y no acepta contrapartidas. Claro que es una lástima. Porque disfrazar su obra de algo digno es una ofensa sin nombre. Rota la indiferencia y sustituido el rechazo por el desprecio, el abuso disfrazado de solidaridad. Solo el perdón puede subsanar tanto agravio. Y el perdón es cosa de curas... Yo soy más de agradecer. Temo que lo que temí se cumpliera se cumplió y que las medidas correctoras que siempre tuve dispuestas para el día que fuera necesario sacarlas a temer... Mi temeridad apenas necesita que la provoquen. Pero eso también lo sabía y no cambié. (Lo tengo escrito: pase lo que pase a ti y a mí siempre nos quedará París). Gracias.

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