No hay duda, tengo cita con la dama que no me deja ir el próximo lunes. Ayer me enviaron un mensaje de texto con el día y la hora de la cita. Genial, una preocupación menos. Pero como yo me preocupo por todo y por todas hoy, tomando café en el bar, entablé conversación con un recolector de naranjas desempleado. Me contó que importamos naranjas de Sudáfrica mientras las naranjas valencianas se quedan en el árbol... La cuadratura del círculo. Joder, dona, de seguir en este plan la próxima campaña de la naranja los recolectores valencianos se verán abocados a emigrar a Sudáfrica. (¿A quién importa? Nunca fuimos tan pobres en la tierra de las flores, de la luz y del amor. (Ojalá y que no me haya pasado tres pueblos con el recolector de naranjas cuando le dije que la cazalla quita penas. A veces dan ganas de no sé ante las injusticias). Gracias.
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