sábado, 22 de diciembre de 2018

La mirada del desespero.

El problema si lo es que me haya "despedido" con un no por respuesta cuando de mil amores le "recordé" si me tenía algo qué decir. (¿Algo me tenía que decir? ¿Y ahora qué será de ella? ¿Volverá a construir la casa empezando por el tejado? ¿Y ahora qué será de mí? No sabré mientras me niegue qué puedo hacer para que no sufra. Es sábado de fieles difuntos y la pregunta tenía doble vertiente pero eso ya no importa. Dejo al margen el amor que nunca muere. Dijo no, pero no sabe que de sus ojos la mirada más triste dijo sí. Ojalá no sea la mirada del desespero. Les dejo con Ángel González, un poeta sabe explicar con palabras asequibles cómo se sobrevive a unos labios que enmudecen por tanto amor desorientado. Gracias.

Breves acotaciones para una biografía. (Ángel González).

Cuando tengas dinero regálame un anillo,
cuando no tengas nada dame una esquina de tu boca,
cuando no sepas qué hacer vente conmigo,
pero luego no digas que no sabes lo que haces. 

Haces, haces de leña en las mañanas
y se te vuelven flores en los brazos.
Yo te sostengo asida por los pétalos,
como te muevas te arrancaré el aroma. 

Pero ya te lo dije,
cuando quieras marcharte ésta es la puerta:
se llama Ángel y conduce al llanto.

2 comentarios: