Es otoño, y se prevé un otoño caliente. Los políticos y los agentes sociales lo dejan todo para última hora, o eso nos hacen creer, y llegan con ganas de tirarse los trastos a la cabeza. Y con la gripe mal curada. Una gripe mal curada decía mi güela que era muy mala. Tan mala como esas heridas que no se cierran. Ojalá y que este otoño sea diferente porque nos jugamos mucho. El país parte de muy abajo, las necesidades son demasiadas, pongamos todo de nuestra parte y no esperemos que las cosas se arreglen solas. Los políticos, los agentes sociales, y nosotros como sociedad nos necesitamos para que el país eche a andar reforzado. Dejémonos de discursos inverosímiles, de dar soluciones injustificadamente a largo plazo y seamos conscientes de que todos somos todos y no algunos. No podemos encerrarnos en nosotros mismos y rechazar a los demás. Sin dogmas y sin intenciones mal intencionadas. Menos cháchara y no nos metamos en absurdos desaguisados de los que no seamos capaces de salir bien parados. Paso a paso hacia delante y no hacia atrás. El bien común es indivisible. Gracias.
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