Porque obligarás a los nuestros que salen a la calle como si la covid-19 no fuera con ellos a quedarse en casa. O no, allá tú.
Alguien que nos conociera podría pensar que, como la gota que al paso del tiempo perfora la roca más dura, quiero herir tu corazón peregrino. Esa no es mi intención, quiero acompañarte, pero eso ya lo sabes, aunque no niego otra intención. En la vida siempre hay algo que nos motiva con doble intención. Mi mente absurda contradice y confunde, pero no es inquisidora: No quiere convertirte al marxismo. A la experiencia si no se le agrega sabiduría crece a lo tonto... Eres joven y no te imagino echándole un pulso al tiempo. Eres joven pero tu voluntad no es la adecuada para hacer camino al andar indetenible, y a la vez demostrar que tus benditas capacidades alumbran necesidades solidarias y conceptos innovadores. Te sigo de cerca y te empeñas en la igualdad y la discriminas: No sé qué necio proceder te motiva sabiendo que en todo caso pierdes, sino tú, tu alma malherida. Tus allegados dan pena y tu llanto fingido ya no cuela. (Hay un mañana y amanecerá algún día). Gracias.
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