Son nubes negras que intimidan un nuevo amanecer. Son los años y el no querer o saber cómo recuperar las ganas de vivir. Viene la amargura de un pasado sin superar a de soslayo por un comentario que oí a dos, tomando café en la barra del bar.
-Soy feliz. Y lo soy desde que tomo eso.
-¿Y eso qué es?
-Eso que me dio la médica...
-Antidepresivos.
-No digas eso.
-Eso son antidepresivos y te lo recetó la médica, y si te hace sentir bien o estar más cerca de la felicidad, eso es bueno.
-Eso suena mal...
-Eso es necesario y suena bien. Además, tú no eres la única que toma eso, yo también tomo eso.
-¿Sí?
-Claro.
Yo, sé de cierto que ella, la otra, no toma antidepresivos, y no los toma porque si los tomara no sentiría el ahora que vive. Si de algo nos tenemos que reír al menos que tenga gracia. Relajarse a base de antidepresivos o sentir la felicidad sin pena ni gloria es demasiado triste. Y José Luís Sampedro dijo: "Sereno ante la puerta que pronto traspasará, porque ya sabe como vencer al destino, atrincherándose en lo indestructible: el momento presente. Viviendo el ahora en todo su abismo". Gracias.
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