Luego del debate del lunes, la respuesta de la ciudadanía no debiera ser la fe. La política está presa de las apariencias y se oye un llanto desesperado camino del camposanto: nada hemos aprendido. Los votantes que han muerto en nombre de sus ideales se entregaron al desespero y se cuentan por millares los muertos. Hasta el cura del pueblo de Patricia, un santo de los de siempre, entregó el hábito y huyó y la iglesia tuvo que ir a Cuba por uno que aguanta lo que le echen. Lamento ser yo el que anuncie que el amor, por ser invento humano, dio en loco, se entregó al desespero y huyó como el cura y el desamor se hizo cargo del verdadero sentimiento de corazón. Ya nadie luchará por el amor de su vida. Por eso, si alguien sabe cómo lograr que una patria donde los corruptos son admirados y no denostados y el amor, ay, el amor. También yo he caído en las garras del desespero al pensar en otras elecciones... (Hagan memoria, o si en un descuido entran en de soslayo y creen de interés lo que escribe mi ordenador que me ordena vuelvan, pero no me digan que si vamos a otras elecciones por el ultraje y la soberbia y la desconfianza del PSOE las ganaría VOX porque mi corazón fatigado por los años no lo resistiría). Gracias.
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