Porque duele la noche tanto como duele el día, trastornado, cuando las brumas se alejan, por amor... Santa Flor de María.
Me asomo al acantilado de las buenas madrugadas y aparece un mar sediento de ti y una sirena llorando. Porque eres la marea que socava la arena y debilita la playa. La tormenta iracunda propensa a la ira. Y esa luz sin color que refleja tu cara.
Por cada lágrima vertida una gota de rocío.
Por cada suspiro un adiós.
Porque dejaras de ser poesía y volvieras a ser la musa que bebe en las mieles de la inspiración. Porque faltan las palabras. Porque duele la razón cuando derrama sentimientos del alma en el panteón del olvido. Porque sigues brillando en mis ojos.
Para que vuelvas a ser musa de la poesía... Y me redimas.
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