Ayer, Mark de Zabaleta publicó un comentario en de soslayo: "Te veo triste...". "Decepcionado tal vez", contesté. Y lo estoy. Del comentario de Mark de Zabaleta lo peor no es que me vea triste sin verme, lo peor son los tres puntos suspensivos... Y el Sabina canta: "Cuando al punto final de los finales no le siguen dos puntos suspensivos". Mark de Zabaleta quiso dejar en el aire el comentario añadiendo tres puntos suspensivos para que yo siguiera escribiendo y disipara la presunta decepción.
De cuando en vez en de soslayo advierto que decir adiós es renunciar a recordar la pobreza del alma que vivimos. De tanto andar sin rumbo nos estamos acostumbrando al adiós sin primavera... Perdón, sin esperanza, quise decir. La mayor ofensa no es saludar el día, la mayor ofensa es no creer en un día mejor. Y decir adiós al amor. La pregunta no fue lapidaria: "¿Me tienes algo que decir? Lapidaria fue la respuesta: "No... Adiós". Y en aquel adiós se detuvo el tiempo, y aunque no perdure y sea lo que sea sin apenas duración... quizás un instante. Un instante es fugitivo y acaba yéndose. Indubitablemente aparece otra pregunta: ¿Se trata de cumplir y hacer cumplir la ley, o seguimos bajando mientras la cuerda sigue subiendo? Gracias.
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