sábado, 13 de abril de 2019

Si tú quisieras.

Uno de los serios problemas del mentiroso es que renuncia a la credibilidad. Nadie cree a un mentiroso. Un sábado de fieles difuntos pongo en duda mi credibilidad al no escribir siempre la verdad. Escaso de credibilidad y en campaña electoral como un vulgar político hablo de amor y pregunto: ¿por qué te fuiste, amor, tan invisible y vuelves tan inmediata y triste de morir?

Si sabemos que no existe un libro malo que no tenga algo bueno... ¿Por qué te fuiste, amor? Si existe el bien sencillamente existe el mal. Y de lo malo también se aprende. Se trata de elegir entre el bien y el mal y quedarse de lo bueno con lo mejor.

Lo siento, amor, el orgullo no te hará sentir feliz... Amor o ¿usted? Yo no quiero que usted se muera así que le exijo que no quiera que yo me muera. Aprendamos de lo malo que hay mucho bueno en ello, aunque sea lo que no se debe hacer. Y no haga daño a nadie. Si yo se lo hice le pido perdón. No es bueno hacer el mal y tampoco llevarse mal. Al menos el saludo no me lo niegue. Ni me mienta. Las primicias que me contó no son ciertas, su mirada decidora la delata y usted pierde, porque sus compañeros y compañeras de viaje son todo menos de fiar. No olvide que solo si miramos vemos las cosas que merece la pena ver. Écheme de cuando en vez ¿amor? una mirada de soslayo. Si usted quisiera... ¿Amor? Si tú quisieras. Gracias.

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