miércoles, 17 de abril de 2019

De alpargates y orbayando.

Tengo escrito que cuando la santa poesía no se explica leo la Santa Biblia. Resulta que creó lo que creó y así todos los días de la semana menos el domingo que descansó. Y lo vienen repitiendo a través de los tiempos. Dale que dale con la misma tabarra. Bueno, la misma tabarra no, de cuando en vez la reeditan -historia o testamento-, con alguna variante acorde con la actualidad. El tercer testamento, porque vamos por el segundo, crearán el internet. Entre lo que pienso y lo que escribo está mi ordenador que me ordena y quiere ser protagonista. Disculpen, me dejo llevar por un disgusto personal. Y ya me explico:

Cuando tenía decidido cambiar el seguro del hogar de compañía se me pasó el día del vencimiento de la póliza y el recibo y todo sigue igual. La misma compañía y el mismo seguro. Seis meses echando cuentas y sopesando coberturas y ni una voz veraz me convenció. Todo sigue igual y pierdo yo. Para mí seis meses es apenas -y vuelvo a lo de arriba-, pero no creo que en una semana, incluyo el domingo que descansó, se puede hacer algo realmente bueno. De aquellos polvos estos lodos.

Somos esclavos de nuestros sentimientos. Somos el fruto de nuestras decisiones. Entre sentimientos y decisiones anda uno en una realidad que no entiende ni se explica. Me falta el poder de decisión. Por tomar una decisión y que la vida no la tome por mí. "El perdón es una decisión, no un sentimiento, porque cuando perdonamos no sentimos más la ofensa, no sentimos más rencor. Perdona, que perdonando tendrás en paz tu alma y la tendrá el que te ofendió". (Teresa de Calcuta). Gracias.

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