Eso y lo otro, pero sobre todo, lo de que los niños tienen que comer espinacas viene de lejos y no está bien. Ni medio bien. A pesar de que un genio, Groucho Marx, dijo: "El mundo sería un lugar más feliz si los padres se comieran ellos mismos las espinacas". Pues no hay manera, como si lo dice Albert Rivera en Rentería o Cayetana Álvarez de Toledo en Barcelona. No hay manera. Los padres y los políticos nunca aprenderán... Al contrario de los güelos que si los nietos nos piden la luna, les damos la luna y el sol y las estrellas y además les compramos chuches y palomitas y los llevamos al cine. Ni se imaginan la cara que pusieron Ian, Enol y Diego cuando vieron al pequeño Dumbo, ridiculizado por sus enormes orejas, volar. Gracias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario