martes, 23 de abril de 2019

Día Internacional del Libro.

"Del ordenador me gustaba la posibilidad de que ordenara: otra fantasía semejante a la que mantuve con la máquina de escribir. Pero el ordenador no conocía la sintaxis. Como ya era un adulto, acepté esta limitación y me aficioné enseguida a los portátiles". (Juan José Millás, en "Tierra de nadie"). 

Vaya como muletilla. Qué honor parecerme a un escritor de talento como Juan José Millás, y no digo parecerme a su estilo de autor, ni tener fantasías con una máquina de escribir, digo que a los dos posiblemente nos ordena nuestro ordenador. Y a partir de ahora acepto mis textos sin un algo de sintaxis: sin enmiendas reconozco mi incapacidad a escribir sin la parte de la gramática que estudia la manera de combinar las palabras para que se entiendan... Y Lola Flores dijo: "¿Quién no se ha dado un pipazo con alguna amiga? Si no fuera el azahar que de cuando en vez me regala esta y otras alegrías me entrarían ganas de morir o de abandonar que es menos, pues ni tengo amigas para darme un pipazo con alguna, sea lo que sea un pipazo. Quién iba a imaginar después de una vida y media de dimes y diretes con la dama que no me deja ir que con leer a escritores de talento, como Juan José Millás, adiós a la locura, y con ella, adiós a las pastillitas de colores. Y sin embargo...

En el Día Internacional del Libro regálense un libro dedicado a la esperanza. Un libro, un descuido, una flor de azahar como es lo mío con la literatura. No imagino la vida sin un libro, un periódico, un fascículo, una novela o lo que sea con tal de leer y aprender. Leer y leer. Leer y aprender. Leer en calma, leer tranquilo entendiendo lo que se lee. (Lo dije arriba y es verdad: mis textos no conocen la sintaxis pero tengo suerte ¿? creo que alguien los lee y los entiende... Y me comprende). Gracias.

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