lunes, 22 de abril de 2019

El orgullo lleva el timón.

Una reflexión Zen de más de una vida antes de Jesús el Cristo, relata que había una persona que estaba tan perturbada al contemplar su sombra con sus huellas que pensó librarse de las dos o de perturbada daría en loca de atar. Y usó el método político de la huida hacia delante con la cruz, pero al andar y posar el pie aparecía su huella en la tierra y su sombra. Volvió a pensar y atribuyó su error a la falta de coordinación, entonces dejó de andar y echó a correr como pollo sin cabeza hasta que extenuado cayó muerto. Según el maestro Zen, su error no fue la falta de coordinación, sino no darse cuenta que con pisar un lugar sombrío su sombra hubiera desaparecido, y que si se hubiera parado, no habría habido más huellas que la siguieran. El tiempo sigue su curso inexorable, no se puede evitar, pero una persona perturbada o loca puede cambiar de actitud cuando quiera. La ambición irracional, la estupidez verbal, el autoengaño, la poca gana de aprender, la desconfianza y el no saber donde está el quid del asunto. En el fondo somos buena gente, pero el orgullo es quien lleva el timón. Gracias.

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