Si por cualquier circunstancia admites a alguien en tu corazón, y con el tiempo lo llegas a querer, ese sentimiento se adentra en ti y comienza a vivir contigo, de igual manera, cuando rechazas en tu corazón a alguien después de haberlo querido, ese alguien también pasa a formar parte de ti en la memoria. Se quiera o no, para bien o para mal un sentimiento de amor no se va de uno. Inevitablemente, queda registrado en tu corazón siendo parte de tu pensar, tu sentir y tu obrar. La experiencia no se improvisa, claro que no. Porque el roce de las ardientes arenas lijan nuestros intereses, emociones y perspectivas. Ahora que el país se parece a un mercado compraventa de voluntades (vendrás a mí, lo he visto en tu mirada), pero sin boleros de Machín ni versos de Ángel González, uno rinde homenaje a los héroes caídos por el amor sentido y la santa poesía. (No me conoces, pierde cuidado, no te decepcionaré). "El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo porque de la abundancia del corazón habla la boca". (Lucas 6:45). Gracias.
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