Mi esposa lleva en su alma un sentimiento de culpa. No es de ahora, lleva diez años con él. Mi esposa no es culpable, pero se siente culpable. Hay gente, profesionales de la mentira, despreciables en plan humano, que si la historia del Señor Dios fuera cierta, de esa gente, una mujer, sería la serpiente que embaucó a Eva para que Adán mordiera la manzana. No puedo hablar sino de un amor miserable. Mi esposa tiene una amiga, mala gente desde su nacimiento. Entró en su vida como una amiga y sigue ahí como una chirigota. Mi esposa y una amiga y las vueltas que da la vida. Si la administración aprobara una OPE para cubrir una plaza de mercenaria a jornada completa la aprobaría con nota. Esa mujer no imagina el perjuicio que le hizo a mi esposa y su malaje a sí misma, perdón, a su salud, quise decir. Paz a sus despojos. "Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!. ¡Ay de los sabios en sus propios ojos y de los que son prudentes delante de sí mismos". (Isaías 5:20-25). Gracias.
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